La terraza donde el cielo toca el cuerpo y la la mente grita en 5000 direcciones" 🧭.
“No es solo aire. Es mi forma de volver a empezar.”
Subir no siempre es escapar.
A veces es respirar. 🧘
Este es el piso más alto de esta primera vuelta en espiral, el 360°.
Un espacio sin techo. Un lugar donde por fin el cuerpo se expande y la mente no se resiste.
En esta casa emocional que dibujo con cicatrices, cada nivel me mostró algo: una herida, una puerta, un eco, una baranda fría…
Pero aquí, en el ático, solo hay aire.
Y cuando hay aire… hay vida.
No hay paredes.
No hay techo.
Solo cielo.
Por años estuve abajo.
En túneles, sótanos, escaleras en L, en caracoles rotos. Subí. No para escapar, sino porque era el siguiente giro necesario.
Llegué a 180°, un punto medio donde la tensión todavía aprieta pero ya se ve el camino.
Y llegué aquí.
A esta terraza mental.
A este piso pulmón, donde por fin respiro sin culpa.
“No era la vista. Eran los pulmones haciendo arquitectura con el aire.”
Los arquitectos del alma dicen que toda casa necesita una abertura al cielo.
Que los hogares sin cielo son cárceles bellas.
Yo no vine a decorar mis heridas.
Vine a abrirlas.
Y esta terraza me recordó que el dolor también tiene un techo, si el cuerpo se atreve a mirar hacia arriba.
Desde aquí, todo parece pequeño: la exigencia, el juicio, el castigo.
Desde aquí, el aire me habita.
Podría quedarme a vivir en este cielo,
pero la espiral me llama.
Y sé que tendré que bajar.
No como antes, huyendo.
Sino bajando con amor.
Porque este cielo me pertenece.
Y cuando respiras cielo, también puedes abrazar el subsuelo.
La respiración profunda activa el nervio vago, regulando el sistema nervioso autónomo y calmando las tormentas interiores.
El sistema límbico responde de forma inmediata al entorno físico y sensorial.
La amígdala recuerda. El cuerpo recuerda.
Los espacios con apertura al cielo, con luz natural y visuales amplias, estimulan regiones cerebrales asociadas al asombro, la calma y la expansión del pensamiento.
Es lo que en neuroarquitectura se conoce como efecto prospectivo: lo que libera también cura.
Así, esta terraza se vuelve medicina.
Una prótesis emocional del sistema respiratorio.
Un lugar donde la arquitectura no contiene, sino que libera.
Como arquitecta, cuestiono la obsesión moderna por cerrarlo todo: por convertir la vivienda en un búnker, la ciudad en un contenedor, el cuerpo en un plano.
Las azoteas, los techos planos, los espacios olvidados en los renders… suelen carecer de alma porque no se piensan desde el habitar simbólico.
Pero yo no estoy aquí para repetir cánones funcionalistas.
Estoy aquí para diseñar desde la herida, desde la experiencia vivida, desde la emoción.
¿Qué arquitectura es posible si empezamos a proyectar desde lo que sentimos?
En esta terraza, no hay estética ni ornamento.
Hay cielo.
Hay aire.
Hay presencia.
Y eso basta.
“El alma necesita un lugar donde volverse aire”, decía Bachelard.
Aquí no hay muros que definan funciones.
Ni estructuras que ordenen jerarquías.
Hay respiración.
Hay silencio.
Hay una forma de estar sin que duela.
🫁 La respiración profunda activa el nervio vago, regulando el sistema nervioso autónomo y calmando las tormentas interiores.
El sistema límbico responde de forma inmediata al entorno físico y sensorial.
La amígdala recuerda. El cuerpo recuerda.
Es lo que en neuroarquitectura se conoce como efecto prospectivo: lo que libera también cura.
Así, esta terraza se vuelve medicina.
Una prótesis emocional del sistema respiratorio.
Un lugar donde la arquitectura no contiene, sino que libera.
Como arquitecta, cuestiono la obsesión moderna por cerrarlo todo: por convertir la vivienda en un búnker, la ciudad en un contenedor, el cuerpo en un plano.
Las azoteas, los techos planos, los espacios olvidados en los renders… suelen carecer de alma porque no se piensan desde el habitar simbólico.
Pero yo no estoy aquí para repetir cánones funcionalistas.
Estoy aquí para diseñar desde la herida, desde la experiencia vivida, desde la emoción.
¿Qué arquitectura es posible si empezamos a proyectar desde lo que sentimos?
En esta terraza, no hay estética ni ornamento.
Hay cielo.
Hay aire.
Hay presencia.
Y eso basta.
“El alma necesita un lugar donde volverse aire.”
— Gaston Bachelard
Aquí no hay muros que definan funciones.
Ni estructuras que ordenen jerarquías.
Hay respiración.
Hay silencio.
Hay una forma de estar sin que duela.
Esto no lo diseñé con IA. Lo viví con IN.
Esa que nace de mirar, tocar, respirar y dejar que el cuerpo traduzca.
No hay renders.
No hay SketchUp.
No hay AutoCAD.
Hay piel.
Memoria.
Y cielo.
Puedes intentar habitar este piso tú también.
Ambienta un rincón con una tela celeste o una imagen de cielo.
Toca una pluma o algo liviano.
Cierra los ojos. Inhala profundamente.
Exhala con sonido.
Escribe una carta desde tu cielo interior a la parte de ti que aún vive atrapada entre muros.
Muévete como si el aire te habitara.
Como si el techo hubiera desaparecido.
🌀 Este también es un piso, una planta vista desde arriba. Una donde por fin, el cuerpo respira. Este piso es la alquimia del aire.
Donde la falta se vuelve forma.
Donde el vacío se vuelve expansión.
Donde lo invisible —el suspiro, el deseo, la memoria emocional— se transforma en arquitectura.
Aquí no hay oro.
Pero hay cielo.
Y a veces, el cielo también es el resultado de una transmutación.
Aprendí que cada grado en esta espiral es un susurro del alma.
Que subir no es solo altura, sino un abrazo a la luz que nos cambia.
Que el aire no es vacío, sino espacio sagrado donde nace la vida.
Que mirar al cielo es aceptar la fragilidad y encontrar la fuerza en ella.
Que las heridas se vuelven balcones si nos animamos a asomarnos sin miedo.
Y que la arquitectura más profunda es la que libera, acompaña y transforma.
Gracias por llegar conmigo hasta esta terraza.
No es el final.
Es apenas un punto de expansión dentro del espiral.
Volveremos a bajar… pero ya no seremos lxs mismxs. Porque después de tocar el cielo con el cuerpo, uno aprende a habitarse con más ternura.
Este fue el ático.
El siguiente piso quizás te espere más abajo, en el 90°.
O más adentro, en el 30°.
O justo en el centro ⚫️.
XOXO,
Moni
📓 Bitácora de una casa emocional
Lo incluimos en el diario 📰 de Substack en español?
“Habitar simbólico”. Concepto muy interesante para desarrollar :)